miércoles, 2 de noviembre de 2011

Pan y circo. Mi república

Cómo no caer bajo lo que criticara el sátiro romano. Y es que no es posible en las democracias actuales participar en lo público, sólo queda votar y esperar. ¿Esperar qué? ¡Pan y circo!

La democracia significa el gobierno por la mayoría. ¿Pero cómo meto cinco millones de personas en la asamblea? Es cuasi evidente que la ciencia demográfica está íntimamente ligada a la política.

Esto se vio evidenciado cuando el sabio Solón de Atenas dividió la misma en demos o circunscripciones. Supóngase que Atenas tuviera para aquel entonces unos diez mil habitantes. Ya convertiríase muy difícil meterlos a todos en una plaza. La respuesta a esto fue la división. Divide y vencerás, suele decirse.

Pero hoy somos en el mundo cerca de siete mil millones.

Cualquier país por pequeño que sea supera los tres millones de habitantes. Dividir esta cantidad en circunscripciones verdaderamente eficaces es imposible, pues habría que dividir tanto que probablemente cada manzana de la ciudad convertiríase en una república.

De ahí la representatividad de nuestras democracias modernas. Es mucho más fácil y eficaz visto lo visto votar a un partido afín que se encargue del asunto en el parlamento. El problema con ello es que se le vota a un ente cambiante, aquél una vez en la tarea encomendada tiene el legítimo derecho de cambiar incluso la esencia del programa por el cual fue elegido como miembro de dicho parlamento.

Y es que cuando se vota se hace algo más que poner un representante en la asamblea; se le entrega toda la autonomía y posibilidad de pensamiento. En otras palabras, podríase decir que se nos es enajenado de nuestra participación en la vida pública. Una vez hecho el voto no queda otra cosa que rezar y esperar unos cuantos años para repetir la misma tragedia.

A esto objetaríase desde las más sofistas posiciones que lo mejor de lo más malo hasta ahora y que demostrado está es la democracia representativa. Pues cierto es que todos los intentos de democracia real y cosas por el estilo han terminado en totalitarismos.

Sin embargo yo no estoy defendiendo estas otras cuestiones en tanto que ataco la democracia representativa. Sólo expongo las deficiencias de ésta. Pues si el poder está en manos de todos, entregárselo a un representante es correr peligrosos riesgos.

Afortunadamente no estamos en el siglo IV a.c. donde era necesario meter físicamente las personas en un espacio real y con esto los necesarios obstáculos.

Hoy en día gracias al progreso electrónico podemos estar muchas personas juntas en un espacio virtual. Y es por ahí por donde creo que va la optimización de nuestras democracias.

Seguiríase la filosofía del viejo Solón. Pero esta vez un tanto reformada, y por proponer algo serio ocúrreseme lo siguiente relativo a la legislación –entiéndase legislación como las proposiciones y propuestas genéricamente hablando, esto es, sean leyes o cuestiones relacionadas a lo ejecutivo-. Cabe mencionar que no tengo ni idea de cómo optimizar lo ejecutivo y judicial –en tanto que acto de éstos-. Pero quizá con esta nueva forma la tripartición de poderes no sea después de todo tan necesaria.

La siguiente o símil división político-administrativa es necesaria. Nación, provincias, municipios, ciudades. Cada nación puede tener varias provincias, éstas varios municipios, éstos varias ciudades.

La base es la ciudad, que a su vez se divide en circunscripciones o barrios. La división de barrios o circunscripciones es virtual.

Con un sistema computarizado específico para ello que de ser posible cada persona tuviera en su casa se hacen las propuestas. Una vez hecha todas, se pasaría a un proceso de votación donde las personas votarían por las propuestas de su propia circunscripción. Luego habría un segundo proceso de votación sobre todas las propuestas aprobadas a nivel de circunscripciones. Luego un tercero para aprobar a nivel de ciudades y un último a nivel provincial. Pero en estos cuatro niveles de votación siempre participaría la totalidad de personas de todas las circunscripciones o barrios de la nación.

Esto como puede imaginarse es un proceso largo que en materia de las cosas más abstractas o generales no debería hacerse tan a menudo como con las cosas más cotidianas. Estos rangos relativos a tiempo y todo lo demás deben ser fijados por la propia asamblea nacional.

Este nuevo sistema que quizá podríamos bautizar con el neologismo de: Tecnodemocracia debe ir acompañado de un espacio de chat o debate donde los legisladores puedan intercambiar ideas, modificar sus propuestas, etc.

¡Vamos, quién me regala una isla para poner en práctica mi república!

No hay comentarios:

Publicar un comentario