jueves, 27 de octubre de 2011

El ser verdadero #1

Si Parménides de Elea especuló sobre la naturaleza del ser, yo también voy a hacerlo.

Primero quiero recordar algunos de los problemas a que se han enfrentado nuestros filósofos cuando tratan de enfrentarse al ser. Cosa que pretendo resolver de una vez por todas.

Empecemos por los antiguos griegos y el mismísimo Parménides. Éste afirmaba que el ser entre otras cosas es inmóvil y que sólo hay ser, por ello no es posible el movimiento ni la multiplicidad. Uno de los problemas que trae como consecuencia estas dos afirmaciones es: Si el ser es idéntico a sí mismo cómo es posible que pueda haber multiplicidad, que se demuestra cuando menos por la dualidad ser no-ser. A esto Parménides objetaba que le no ser no es; repetía hasta la saciedad “Del no-ser no se puede hablar. El no-ser no es”, trayendo como argumento que cómo es posible que lo que no es, sea.

Lo que el viejo Parménides no vio quizá fue que tanto diciendo que el no-ser es como que no es se llega al mismo resultado, a saber, que el ser y el no-ser se enrolan en una negación y afirmación perpetua. Si se afirma que el no-ser no es, resulta que ese no-ser sólo puede no ser en cuanto haya un no-ser que lo niegue, luego hay no-ser. Ahora bien, ese no-ser, que es por cuanto necesita de ser para poder negar el no-ser, en cuanto es entonces deja de ser no-ser pues ya es. De esto resulta que ese no-ser, pues el dejar de ser de aquel no-ser es precisamente otro no-ser, vuelve a transformarse en ser por lo anterior, así hasta siempre.

El otro inconveniente es relativo a la movilidad. Si el ser es idéntico a sí mismo pues no hay más que ser, entonces la movilidad sería imposible por ser diferente del ser. Pero según lo anterior, en donde podemos ver que el ser no es único pues se dijo que cuando menos hay el no-ser, puede decirse que tampoco es inmóvil. Al necesitar el ser y el no-ser de esa modificación en su otro, ésta como toda modificación constituye un movimiento.

Buscando un poco más para acá en nuestros filósofos nos encontramos con Hegel, un discípulo por excelencia de Parménides, sin embargo no se dejo atrapar en la sombra de su maestro y rápidamente le salió al paso viendo lo que aquél no pudo.

Hegel efectivamente justifica la diversidad y movimiento en su fenómeno-epistemología. Según él el movimiento se da justamente cuando el ser deviene en no-ser y al revés. No cabe duda alguna que este transito -que él llamó devenir- del ser al no-ser constituye un movimiento. Ahora bien, la diversidad viene de los infinitos tránsitos estos, pues si bien son muy parecidos no son idénticos. Cada devenir o transito constituye otra puja del ser y no-ser, esto por cuanto el devenir es, luego todo lo que se sabe sigue. De ahí indudablemente surge alguna diferencia.

Pero al amigo Hegel se le escapa algo, a saber, qué podría haber que fuera diferente del devenir, del ser y del no-ser puesto que cada nueva determinación que surge, a pesar de ser diferente, es también ser, no-ser y devenir.

También se le va de vista que su movimiento no es tal. Hegel justifica este movimiento del ser al no-ser fenomenológicamente pues es el espíritu quien concibiendo al ser se da cuenta que aquella consideración lo lleva al no-ser, luego ésta al ser y así sucesivamente. Este movimiento por tanto no es que se dé en el ser en tanto que él, sino que es la consideración a que llega el espíritu en cuanto concibe al ser. De otro modo, es el espíritu en su dialéctica -según Hegel- interna quien comprende que hay movimiento pues considerar el ser lo lleva a considerar su devenir en no-ser y al revés.

Luego proseguiría Hegel, producto de estos movimientos que va haciendo el espíritu pasando del ser al no-ser y al revés llega a darse cuenta del propio movimiento y de la multiplicidad misma.

Pero en todo caso, y es importante prestar suma atención en esto, es el propio espíritu el que analiza el ser en un primer momento y luego el no-ser en segundo momento, dando más tarde la justificación del movimiento en este proceder suyo propio y que en verdad no tiene porqué pertenecer al ser.

Sin embargo ese devenir o movimiento es cuestión del espíritu, pues del ser sólo puede afirmarse que es y no es. Esto por cuanto el espíritu en un primer momento puede en la epistemología que va construyendo afirmar que hay un movimiento, pero al concluirla por su propia fenomenología sustraer el movimiento. Y es que debe hacerlo necesariamente porque comprende que era él mismo el que hacia el movimiento en el análisis.

Aquí ya estamos afirmando que el ser es y no es y que el no-ser no es y es. Sólo nos falta demostrar el movimiento. No podemos hacerlo según el orden hegeliano pues este nos sugiere que el ser en un momento es, en otro deviene y en otro no es. Este fraccionar, además de no justificar el movimiento pues aquéllo era cosa del espíritu, niega también lo ya demostrado, a saber, que el ser es y no es simultáneamente.

Pero no todo está perdido, puede afirmarse que este ser y no ser simultáneo es un movimiento perpetuo porque el ser es sí mismo pero también su contrario, esta impermanencia en su identidad sólo puede justificarse con el movimiento. Pero a diferencia del hegeliano que era por la propia fenómeno-epistemología del espíritu, éste es por la propia simultaneidad impermanente del ser.

Para terminar con Hegel y no ser injusto con él, diremos que todo esto se justifica no en la falta de rigurosidad o capacidad intelectual de Hegel, sino que él creía que todo es acerca del espíritu dialogando consigo mismo hasta reconocerse y darse cuenta que era él comprendiéndose a sí mismo.

Una tarea que le dejo a lector es buscar las obras “Tratado de la naturaleza humana” de David Hume y “Principios del conocimiento humano” de George Berkeley. No los cito aquí porque convertiríase muy largo el escrito al tratar de traducir el pensamiento empirista al racionalismo del ser y no-ser. Sin embargo creo que ellos lo abordaron a su manera y sería interesante para el lector nutrirse también de lo que aportan.

A todas éstas nos falta explicar la verdadera pluralidad y eternidad del ser. Ya tenemos el movimiento.

En el próximo artículo explicaré mi tesis sobre el asunto a partir del movimiento que ya tenemos y de las otras cualidades que añadiré para completarla.

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