lunes, 24 de octubre de 2011

El fetichismo

Es difícil encontrar la verdad sobre si las cosas tienen un valor intrínseco, si le viene de la interrelación o si le es extrínseco.

Si fuera extrínseco la consecuencia sería que el valor de cada cosa estaría o se daría desde la otra. Tanto así que el valor se perdería en una cadena infinita de dares.

De ser producto de la interrelación resultaría que cada uno encontraría su valor en el otro asimismo como éste encontraría el suyo en el uno. Esta circularidad en verdad produce un vacío en lo que a este concepto se refiere, pues si cada uno necesita del valor que el otro tiene pero éste no posee ninguno, entonces no hay valor alguno.

Queda sólo una posibilidad; que el valor sea intrínseco. Sólo así las otras dos tesis podrían participar y sostenerse.

Pero qué significa que algo tenga un valor por sí mismo; es precisamente que no necesite de ningún otro para ser. Entendamos valor aquí por el contenido de los atributos de la cosa. Pues una cosa puede tener el atributo de belleza o fealdad y en virtud de este poder, de esta potencia, ser fea o bella, luego serlo más o menos en relación a otra. Así con todos los demás valores. De modo que el ser en sí de los valores es la independencia de los demás para llenar los atributos, para ser contenidos por los atributos.

La cosa puede ser bella o fea, virtuosa o viciosa en sí sin por ello prescindir del valor añadido en cuanto es interrelacionada con el otro o aplicada esta añadidura extrínsecamente. Por tanto estos tres tipos de valor, el llenar de los atributo, puede darse en la cosa.

Pero intentemos despojar la cosa de todo contenido en sus atributos en tanto que añadido, es decir, de todo valor salvo aquel que le es intrínseco. Si esto pudiera hacerse en verdad, sería como aislar la cosa a un entorno vacío donde existiera sólo con este vacío, aun así habría esa interrelación pues sería ella y el vacío. De modo que la cosa siempre tendrá que tener cierto valor que le viene de su interrelación con las demás o incluso del valor que desde afuera se le atribuye.

Parece ser entonces que la cosa tiene su valor intrínseco pero que también le es natural o imprescindible el incremento de ese valor mediante sus otros.

La cosa bella o fea, lo es en sí, pero lo es más o menos con relación a otra. Esto es por cuanto el atributo de belleza y el de fealdad tengan más contenido. Por tanto una cosa no podría decirse bella o fea si no fuera porque tuviera ambos atributos y uno lo fuera más que el otro.

Ese contenido que llamo valor y al que hace rato vengo apelando yo no sé muy bien lo que es, pero para hacernos una idea intentemos imaginar el atributo como un vaso y el valor como el agua que se le echa. Por tanto la cosa virtuosa y viciosa tiene dos vasos en los cuales se hay vicio y virtud respectivamente. Vale aclarar que los valores de fealdad y belleza o cuales fueren no pueden ser en relación a lo mismo o en la misma gradualidad en relación a lo mismo. Esto es, si los vasos de virtud y vicio tienen 100ml de contenido no pueden ser en relación a los mismos asuntos, mientras que si tienen diferentes ml si pueden serlo.

Dicho todo esto podemos entrarle al fetichismo entendido como una atribución artificia de valor a la cosa.

Esta atribución artificial sólo puede ser en cuanto la cosa en determinados valores es comparada con otra menor o mayor. Mientras más grados intermedios haya en dicha comparación el resultado será mayor. Por tanto el fetichismo no es una atribución artificial a priori pues una de las formas del valor es precisamente la añadidura en cuanto interrelacionado o considerado extrínsecamente. Esta interrelación o consideración extrínseca puede ser hecha desde vasos más vacíos o llenos y de ahí lo que llaman fetichismo. Sin embargo este valor añadido sería una de las tres maneras en las que el valor se da.

Entonces el fetichismo se da cuando surgen estas dos formas en las que se da el valor, pero no cuando comparado con otros valores de igual naturaleza en toda la gradualidad, sino cuando se compara con valores de otra naturaleza. Ahí sí puede decirse que hay fetichismo pues de manera artificial se añade valor a la cosa. Artificial por cuanto la comparación no es en los mismos términos.

¿Por otra parte sería posible comparar en términos diferentes?

¿Qué es entonces la comparación, la igualdad y la diferencia?

En próximos artículos intentaré descubrir estas cuestiones para al fin saber si es posible el fetichismo o si por el contrario siempre se le da el justo valor a las cosas.

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